Un patrimonio vivo de la humanidad
Cada jueves, puntualmente a las doce del mediodía, un grupo de agricultores se reúne ante la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia para celebrar una sesión en la que se resuelven de forma oral y pública los conflictos relacionados con el uso y reparto del agua de riego en las acequias de la huerta valenciana. No hay abogados ni jueces profesionales. Solo la palabra, la experiencia y la confianza de una comunidad que lleva más de mil años resolviendo sus propios conflictos sobre el uso del agua.
Ese grupo es el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, una institución única en el mundo, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009 por su valor como ejemplo de justicia tradicional, democrática y sostenible.

Fotografía del Tribunal hacia 1879
Laurent y Minier, Juan-Fotógrafo-(Autor de la obra original: Ferrándiz y Bádenes, Bernardo)
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
Una justicia nacida del campo
El Tribunal tiene su origen en la época andalusí, cuando se organizó el sistema de riego de la huerta valenciana. Con el paso de los siglos, ha mantenido su estructura y su esencia: una forma de justicia directa y oral, basada en la palabra y en el respeto entre agricultores.
Cada jueves, los síndicos —representantes elegidos por las comunidades de regantes de las acequias de la Vega— se sientan y escuchan las quejas de quienes acuden a presentar un conflicto sobre el reparto o el uso del agua de riego.
El procedimiento es sencillo: el denunciante expone el caso, el denunciado responde, y tras escuchar ambas partes, el Tribunal delibera y dicta sentencia en el acto.
Las decisiones son acatadas por todos. No hay apelaciones. Solo confianza y tradición.
La huerta y el agua: una relación inseparable
El Tribunal no puede entenderse sin la huerta de Valencia, un paisaje agrícola milenario creado gracias al agua del río Turia y a un sistema de acequias que distribuye el riego con precisión y equidad.
Gracias a este modelo de organización, se ha mantenido durante siglos un paisaje productivo, sostenible y socialmente cohesionado, que hoy forma parte de la identidad valenciana.
Reconocimiento de la UNESCO
En 2009, la UNESCO incluyó al Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia y al Consejo de Hombres Buenos de Murcia en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, dentro del grupo “Tribunales de regantes del Mediterráneo español”.
Este reconocimiento internacional valora la capacidad de ambas instituciones para mantener vivas formas de autogobierno, diálogo y gestión sostenible del agua, transmitidas de generación en generación.
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Legado que mira al futuro
Hoy, el Tribunal de las Aguas sigue siendo un ejemplo de participación ciudadana, respeto al medio ambiente y gestión comunitaria de los recursos naturales.
Su continuidad demuestra que las soluciones tradicionales pueden ser inspiración para los retos actuales del agua y del cambio climático.
Mantener viva su memoria, difundir su historia y darlo a conocer entre las nuevas generaciones es una manera de defender no solo el patrimonio cultural, sino también el equilibrio entre la tierra, el agua y las personas.